Parte 3/4 Genealogía de la Vivienda Popular en la Argentina por Prof. Sebastián Otero

Política de vivienda popular y vivienda popular como política
Parque Chacabuco: Barrio Cafferata (1921) y Barrio Emilio Mitre (1923)

DNDA Expediente Nº 890566

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Parque Chacabuco: Barrios Cafferata (1921) y Emilio Mitre (1923)

Prof. Sebastián Matías Otero
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 Objetivos

barrio CafferataComenzaremos la tercera parte de este trabajo, abordando las transformaciones urbanas paralelas a la expansión de la ciudad; destacaremos que la expansión se realiza en tres niveles: siendo, el primero, la expansión física y funcional de la ciudad, continuaremos con el ensanchamiento del municipio como esfera de acción política y luego ilustraremos la difusión de una nueva cultura en torno a los barrios, la de los sectores populares; la expansión es simétrica al retraimiento –material, no así simbólica- del área céntrica de trabajadores habitantes de conventillos..

Luego, abordaremos las casas municipales de los barrios Cafferata y Emilio Mitre en Parque Chacabuco, emulando el recorte de un microscopio; es notorio el descubrimiento de un conflicto con inquilinos, que se definen como vecinos de un barrio, sin los ribetes miasmáticos del acaecido veinte años antes: este conflicto de inquilinos, en su afán de convertirse en propietarios colapsaran con un Estado que- contradiciendo la lectura historiográfica de la política de vivienda popular como difusión de la propiedad privada y promoción de la clase media- menos preocupado en su reproducción ideológica que en su capacidad de inversor inmobiliario.

En tercer lugar, otorgaremos a estas viviendas unifamiliares de la década del 20 un sentido posible, una clave de lectura.

Expansión de la ciudad, expansión del municipio

La imagen física de Buenos Aires -cuyos trazos es posible pesquisar en la actualidad- se deben a dos tendencias de crecimiento, sucesivas pero distintas, que dieron forma a la primera tendencia se produjo en las últimas décadas el siglo XIX, cuando la ciudad se densificó en población en torno al área céntrica; la segunda se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX, cuando la ciudad se expandió sobre la entonces periferia creando y consolidando nuevos barrios.[1]

Hasta el 1900 la ciudad, y en especial la zona céntrica se densificó con la radicación de los grandes contingentes de inmigrantes, los cuales se concentraron preferentemente en los conventillos del centro. después de este primer periodo de densificación y concentración de la población, comenzó a partir del 1900, un creciente expansión de la ciudad dando forma a los barrios porteños. hacia el oeste de la zona céntrica, comenzó a desarrollarse una creciente actividad de loteos fomentada por los altos precios de la propiedad y alquileres que el mismo proceso de consolidación de Buenos Aires provocaba en su interior. La modalidad fue la creación de villas, grandes porciones de territorio que un propietario organizaba mediante el lote de terrenos, generalmente alrededor de una plaza central[2]. La operación necesita de la red de transportes, por lo tanto, estos propietarios por lo tanto establecían sus propias relaciones con las empresas de transportes; se puede colegir, en consecuencia que las compañías de tranvías – y los restantes servicios internos urbanos- propietarios de tierras, como así también, industriales necesitados de circulación de obreros y mercaderías constituían conjuntamente los actores de las transformaciones urbanas. La electrificación de las redes de transporte significó un quiebre y la posterior explosión del proceso de urbanización cuya primordial consecuencia fue brusco descenso en los precios de los boletos, haciéndolos accesibles a miles de trabajadores[3].

Los barrios se formaron al ritmo de pequeñas inversiones privadas destinadas a la autoconstrucción; la municipalidad tuvo un control indirecto: fue el mercado inmobiliario quien determino las tendencias y formas de expansión urbana en este periodo. por otro lado, la respuesta a requerimientos de vecinos –transporte, pavimentos, alcantarillado, alumbrado, agua corriente, desagüe cloacal- fue lenta y en casos de transporte y alumbrado se resolvió mediante convenio con empresas privadas[4]. Otros recursos para guiar la descentralización selectiva de esa periferia interna y establecer criterios de prioridad para la expansión de los servicios urbanos: autorización de la apertura de pasajes subdividiendo las manzanas y duplicando el numero de lotes frentistas de menor profundidad para facilitar su venta, concesiones de líneas de tranvías de y mercados. La proyección de espacios verdes, los proyectos de bibliotecas populares, las unidades sanitarias y escuelas de artes y oficio; puede colegirse que la expansión de la planta urbana fue un recurso para el progreso del sistema político, a la vez que el gobierno municipal un instrumento para consolidar de liderazgos naturales a escala local que luego serían cooptados por los aparatos partidarios[5].

Este proceso es paralelo a formas alternativas de movilización popular contestataria, marcada por la admisión de la reforma y la representatividad mediante la estructura partidaria en el campo político. Es necesario destacar que los cambios en formas de expresión política están ligados a transformaciones en la sociedad, como lo fueron el desarrollo de los barrios estimulado por extensión y abaratamiento de transportes y loteos que llevo a la autoconstrucción, proceso que intento disolver el aglomerado apiñado trabajador en el centro.

Para no abundar, la ciudad no fue ajena a los cambios políticos acaecidos durante la década de 1910. Las consecuencias de la ley sáenz peña de reforma electoral que lleva al radicalismo al poder introduce la vital importancia que constituyen los sectores populares para la legitimación de la sectores dirigentes; en este contexto, la ciudad emerge como campo de reformas, y la expansión de sus barrios periféricos, de una ciudad que se identifica con una estructura de núcleos y pseudópodos, como soporte material y metáfora de ciudadanización[6]

Parque chacabuco no fue ajeno a estas transformaciones; barrio gestado en torno al parque público del cual debe su nominalización popular, proyectado en mayo de 1903, en sus comienzos, el Parque Chacabuco destinado al desarrollo de ejercicios físicos. El propósito de un parque público no es arbitrario: el parque público condensa motivos higiénicos con motivos cívicos que buscan definirlo como institución igualadora de la sociedad moderna a la que vez tentativa de control del crecimiento de la ciudad.

En la década de 1870 hace su ingreso en Buenos Aires la idea de un parque público cuyo proyecto se sancionara por ley en 1874 y se encargara a la señera figura de carlos thays. En tanto forma de control del crecimiento de la ciudad, en Buenos Aires el parque público funciona como pulmón higiénico conjuntamente a dique a la especulación inmobiliaria. El parque público se incorpora al programa edilicio urbano como cinturón rodeando la ciudad tradicional. Es posible observarlo en un mapa, oficiando el chacabuco de alfil, proyectándose en diagonal, a través de él, Buenos Aires en el escaque urbano:

Parque Chacabuco observado en el mapa, proyectándose en diagonal

El Parque Chacabuco marca el pasaje del parque público como espacio de representación a espacio de uso[7]. A su vez, esta especificidad del Parque Chacabuco, como espacio de deportes se debe a la necesidad de encauzar el uso del tiempo libre de los trabajadores, que abandonado al no tan libre juego de su demanda, lo destinaria en vicios como por ejemplo, el alcohol. El parque fue ampliándose progresivamente a partir de la intervención del municipio vía compra de terrenos linderos. La funcionalidad del parque dentro del la grilla municipal esta signado por el desarrollo de ejercicios físicos. En 1905 se permitió a las escuelas públicas o particulares y a las sociedades, la ocupación de pequeñas fracciones de terreno en el Parque Chacabuco con destino a la instalación de gimnasios y juegos atléticos exclusivamente, condensando una unión programática, en conjunto con la instalación, en1927, de un quiosco-biblioteca. difusión, expansión, cultura letrada masificada, barrio, ocupación del tiempo libre; es decir, un nuevo sistema de sociabilidad urbana signada por la emergencia de los sectores populares[8].

Parque chacabuco: barrio Cafferata

La Comisión Nacional de Casas Baratas (cncb) en 1918, inicia la construcción del barrio denominado “diputado juan f. Cafferata” en homenaje al autor de la ley, ubicado en las calles avenida asamblea, josé m. moreno, estrada y riglos, el cual fue habilitado en 1921, constituyéndose en la segunda edificación de dicha comisión – la primera es la casa colectiva valentín alsina en parque de los patricios- ; el barrio Cafferata fue iniciático para la cncb en tanto fue su primera creación de un complejo habitacional compuesto por viviendas unifamiliares.

En lo respectivo a la planimetría del conjunto, “(…)el terreno tiene una superficie de 53181,55 metros cuadrados, cuyo coste para el municipio es de $5,00 m|n el metro cuadrado”[9]. En dicho terreno se edificaron 160 unidades de vivienda unifamiliar[10] quedando de reserva terreno para más construcciones y servicios de utilidad en general; parte de estos terrenos de reserva – 4263,68 metros[11]– , se donó al consejo nacional de educación, conforme a la ley nº11356 con destino al levantamiento de una escuela[12].

El barrio estaba subdividido en “(…)11 manzanas, con un total de 194 lotes, rodeados por calles de acceso, y cada lote tiene por frente 8 metros por 22 mts. de fondo, como término medio.”[13]; de acuerdo con la superficie de los lotes se edificaron 108 casas del tipo de dos dormitorios y 86 del tipo de tres: “(…) en los 22 mts. se construyeron las casas que corresponden al tipo de dos dormitorios y en los lotes mayores el tipo de tres dormitorios”[14] barrio Cafferata se edificó siguiendo el sistema de cottages[15] Inglés: los arquitectos reprodujeron aquí los chalets que construían los ingleses en los suburbios de Buenos Aires.

Planimetría del barrio Cafferata[16]

Planimetría del barrio Cafferata

Las casas se realizaron en conformidad con las condiciones determinadas en la reglamentación de la ley 9677 y por consiguiente,

“(…)se han dividido en dos tipos de disposición: uno correspondiente a la ejecución de la sala común, terraza y cuarto de baño, con lavatorio; en la planta baja (tipo a); habiéndose proyectado en este tipo, varias distribuciones interiores, combinando los mismos elementos.” el tipo b, corresponde a la construcción de la sala común, dormitorio, escalera, despensa, w.c., galería y lavadero, en la planta baja; dos dormitorios, baño, lavatorio y terraza en la plata alta.”[17] los tipos a tienen una superficie en planta baja, que oscila entre 4,50 mts. de ancho, por 11 mts. de largo y 5,50 mts. por 10; los tipos b, ocupan 6 mts. de ancho por largos que varían entre 10,50 y 12 mts. La altura es constante de 3 mts. de luz libre, en las dos plantas, estando los pisos de la planta baja, sobre elevados en 0,30 mts. del nivel del terreno[18].

Tipología de las casas del barrio Cafferata[19]

Tipología de las casas del barrio Cafferata

Conforme a los materiales de construcción, las casas se proyectaron

”(…)con techos de teja tipo español y de construcción nacional; los pisos de la planta baja, como los de los cuartos de baño y galerías, serán de mosaico; los de los dormitorios, serán de pino de tea; los contrapisos, de hormigón de cascotes, de superficie plana; los cielo-rasos, revocados sobre metal desplegado; los revoques interiores, de tipo común; los de los frentes, a base de portland y arena; y variarán según los dibujos; las escaleras, lo mismo que las puertas, ventanas y celosías en general, serán de cedro; obras sanitarias, luz eléctrica con servicio automático, cocinas económicas y la cañería necesaria para la instalación de cocinas a gas, que se colocarán a petición de cada comprador”[20].

Aunque enuncie la figura del comprador, entre proyecto y realización medió la incapacidad adquisitiva de los adjudicados, por un lado, y la prescripción de no vender ninguna casa hasta conocer su monto – una vez concluidas las obras edilicias – por lo tanto, las casas fueron otorgadas en alquiler, de una ”modicidad excelente”[21] al decir de los integrantes del cncb. El juicio favorable resulta de la comparación con la otra obra contemporánea al barrio Cafferata, la casa valentín alsina, vivienda colectiva de 67 departamentos de dos y tres piezas, cuyos alquileres fueron fijados en % 47,45,42,40,38 y 35; mientras los alquileres del barrio Cafferata “(…) están fijados en 45y 55 $ por las casas de tres y cuatro piezas respectivamente”[22]. El costo total de este barrio es de $2.064.130,15 m/nacional. El costo total de la obra es de $806.509,41 moneda nacional fue de casa colectiva valentín alsina[23].

Números que acreditan de la conveniencia por la vivienda colectiva aconsejada en la segunda reunión de la cncb por torcuato de alvear “ (…) es conveniente comenzar por la construcción de casas colectivas(…)”[24] aunque el propósito no es sólo el presupuesto sino también por la cncb “(…) ha sido creada para eliminar el conventillo en un obra de higienización y saneamiento moral(…)”[25]: es evidente, que la premisa higienista, aun en las postrimerías de la década de 1910, tiene un valor fundamental en la concepción del hábitat popular.

El sujeto social destinatario de las viviendas del barrio Cafferata esta delineado en el artículo 4 de la ley 9677 que circunscribe a los beneficiarios a“(…) obreros, jornaleros o empleados con familias(…)”[26] desde su posición en el sistema productivo, que conjuntamente, debían acreditar valores morales adecuados”(…) cuyos antecedentes de buena conducta y falta de recursos , sean comprobados”.[27]

En la inscripción al sorteo y en comparación con los inscriptos para la casa colectiva valentina alsina, se destacó una muy marcada “(…)preferencia por la casita individual independiente”[28]. Luego de la inscripción agentes de la cncb realizaron una encuesta acerca de la apreciación de los solicitantes de las casas del barrio cafferatta quienes manifestaron que “(…)el promedio mensual de ingresos de los aspirantes debe elevarse fijando por lo menos $4200”[29]; por otro lado, mencionaron que el interés del barrio Cafferata está dado no tanto por un alquiler menor sino por el “(…)deseo de una vivienda con independencia y aseo, cocina propia, baño, comedor fuera del dormitorio”[30]; siendo la mujer quien revelo “(…)un mayor interés en obtener vivienda higiénica y barata”[31]

Hacia 1924, los beneficiados con la adjudicación de las casas en alquiler confrontaron con la cncb, por su condición de inquilinos. En una carta hacia la cncb esgrimida en enero de 1924, los integrantes del barrio Cafferata manifestaron que,

“(…) habiendo vencido con exceso el termino por el que nos fue entregado el alquiler las casas (…) venimos a solicitar (…) que de acuerdo con el art. 4º de la ley 9677 y 27 de su reglamentación, nos sean adjudicadas en venta”[32]. Luego, apelan al programa de la cncb “(…) el presidente de la cncb de la época de la adjudicación dijo en su magnífico y elocuente discurso pronunciado en la apertura del primer congreso de la habitación, reflejando el entusiasmo y las preferencias de los concurrentes a la inscripción, cual era la viva decisión de los postulantes por las viviendas individuales, afirmando que se denotaba en las manifestaciones de contento por la obra, que la aspiración general era la casa propia e independiente (…) comprobó asimismo que la inscripción simultanea que se verificaba para 150 casas individuales destinadas a adjudicarse y 250 departamentos para alquilar, tres cuartas partes optaban por las primeras, mientras que el resto se manifestaba por laos departamentos”[33]

De acuerdo al programa de la cncb, por lo tanto, los vecinos de Cafferata solicitaron

“que: sean extendidos a los adjudicatarios el boleto provisorio a que se refiere el art. 9º de la ley y su correspondiente del decreto reglamentario, de acuerdo con la fecha de la de adjudicación, y que debió ser entregada en aquella oportunidad, conjuntamente con la libreta respectiva; que el precio de venta sea el que corresponde a la proporcionalidad de la cuota mensual que actualmente rige “[34]

En este último inciso confrontan las partes; en la cncb respondió que “(…) no puede sostenerse con buena fe y honradamente que los actuales ocupantes de las `casas individuales`”[35], construidas por esta comisión, las tengan en concepto de adquirentes cuando sólo abonan a razón del 3% anual, o sea el interés que la ley atribuye al capital, y no el 8% como la misma ley establece a los fines de la adquisición. por otro lado, la cncb manifestó su complacencia ante:

“la compresión exacta que ustedes tiene del espíritu de la ley 9677, en sus beneficios sociales económicos e higiénicos para la población. El reconocimiento, por ustedes, de la bondad de ella entraña una de sus mejores y más halagadoras consagraciones, en tanto hablan inspirados por la propia experiencia, que confirma como el idealismo de asistencia social que inspiró al autor de la ley y al os legisladores que la sancionaron, se ha convertido en la más hermosa realidad. La aspiración de la casa propia que ustedes concretan, ratifica, ampliamente, la orientación que esta comisión se trazo desde la primera hora, en el sentido de construir casa individuales, para dar en venta, dentro de las prescripciones de la ley.” [36]

De todos modos, la venta no pudo efectuarse porque al momento de la adjudicación no fue posible establecer el costo real de cada casa, las casas fueron entregadas en carácter de alquiler.la tentativa de reducción de la tasa de amortización anual fue promocionada por los inquilinos del barrio Cafferata que “al manifestárseles si estaban dispuestos a adquirir las casas, dentro de los términos actuales de la ley, contestaron que la elevada mensualidad se los impedía, aunque deseaban vivamente efectuar la adquisición”[37]. Al momento de proceder a la venta por haberse podido fijar el valor real total de la casa, una vez conocidos los costos para dotar de infraestructura urbana al complejo habitacional, -por ejemplo: el costo de los pavimentos,- los habitantes se presentaron ante la justicia con

“el fin de que se acepte pago del alquiler como cuíta de pago de la propiedad, pretensión que fue considerada evidentemente absurda desde que la venta de la casa, no podría hacerla efectiva la comisión, sino con arreglo a lo dispuesto en el art. 5º de la ley que establece como cuota para el caso, el 3% de interés y el 5% de amortización anual acumulativa[38].

El asunto alcanzo al ministerio del interior quien promovió el desalojo judicial de quienes insistan en la “injustificada actitud”[39].

Parque chacabuco: barrio Emilio Mitre

En 1913 joaquín de anchorena realiza un convenio con la empresa compañía de construcciones modernas, mediante el cual dicha empresa se comprometería a construir 10000 unidades dispersas en distintos puntos de la ciudad vinculados a los parques públicos y ligados a líneas de tranvías; el proyecto excede lo estrictamente económico en palabras de anchorena porque:

“(…) no se busca únicamente mejorar estos precios con la construcción de Casas económicas. Interesa, sobre todo, la salud y el bienestar de los habitantes y la influencia moral del hogar higiénico y cómodo, por esa sugestión educativa de las cosas que nos rodean, y porque la casa propia, arraiga las tradiciones y despierta hábitos de ahorro y de orden, y mantiene e intensifica los sentimientos conservadores.”[40]

La forma de llevar a cabo este plan de vivienda obedece a estrictos criterios liberales[41]: la empresa que constataba la realización de los trabajos prácticamente autofinanciaba su propia gestión y asumía la mayor parte de los riesgos; tampoco existían clausulas de salvataje, ni habría de asociarse en la distribución de las unidades construidas. La participación de la municipalidad se manifiesta en la reserva criterios de ubicación de las casas, tipos constructivos, definición de los otorgamientos y formas de financiación.; la presencia frente al usuario futuro es más bien escasa. En consiguiente, técnica y legalmente la construcción de estas 100000 unidades de vivienda popular atestigua la preeminencia de acciones privadas;

“(…) en general, el sistema que se adopta puede sintetizarse así: la compañía adquiere los terrenos y edifica las casas, para venderlas a la municipalidad, empleados u obreros, por cincuenta y seis pesos ($ 56) mensuales; la municipalidad con su crédito garantiza los capitales y su servicio hasta la amortización y a su vez se garantiza con la hipoteca constituida sobre cada casa que vale una tercera parte más y con el depósito de las cuotas de los compradores, en la institución bancaria que hará el servicio de los bonos”.[42]

El primer proyecto aprobado en 1914 había quedado sin efecto por las dificultades aparejadas por la guerra. Luego de obtener de “la municipal de la capital el apoyo financiero indispensable” [43]el nuevo contrato, fue firmado en 1922, cuya difusión se estableció mediante la ordenanza del 2 de agosto.

Analizaremos, pues el contrato firmado. La compañía se obligaba “por su cuenta y con sus propios recursos”[44] a construir diez mil viviendas en la Capital Federal, a razón de dos mil unidades por año, en terrenos de su propiedad situados a una distancia no mayor de cuatro cuadras de cualquier línea de tranvía o estación de ferrocarril. cada una de las casas tendría cinco habitaciones como mínimo y se ajustaron a los planos y pliegos de las condiciones del contrato:

“cada una de las habitaciones principales del piso bajo tendrá las siguientes dimensiones de luz libre: metros 4 x 3.50 y por 4 de altura; cada una de las piezas del piso alto, correspondientes a las anteriores, tendrá las dimensiones de luz libre siguientes: metros 4 x 3.50 y por 3.50 de altura, medidas equivalentes a un espacio libre de 56 y 49 metros cúbicos respectivamente”[45].

Las casas se vendían con las sus instalaciones complementarias, a saber: “obras sanitarias, luz eléctrica, cocina económica con intermediario para la provisión de agua caliente, bañadera de fierro enlozado y lavatorio, ambos con instalación de agua corriente, caliente y fría, pileta de lavar, inodoro, etc.”[46]

planos de las casas del barrio Emilio Mitre

Planos de las casas del barrio Emilio Mitre[47]

planos de las casas del barrio Emilio Mitre

La compañía se obligaba a vender las casas las personas que indicara la municipalidad, adjudicadas por sorteo ateniéndose al siguiente orden de preferencia: empleados públicos, en primer lugar; segundo, obreros que sean ciudadanos argentinos; obreros extranjeros cuyos sueldos y jornales no excedan de cuatrocientos pesos moneda nacional ($ 400 m|n.) mensuales, debiendo darse preferencia a los que tengan familia más numerosa a su cargo[48]. En caso de no tener solicitudes de compra de acuerdo a dichos prerrequisitos, “la compañía podrá venderlas en las condiciones de este contrato adjudicándolas preferentemente a empleados y obreros cuyos medios mensuales no excedan de ($ 400 m|n) cuatrocientos pesos moneda nacional”[49]. El orden de las preferencias para la adjudicación de las casas radica en la observación del impulsor de la iniciativa joaquín de anchorena argumentando que es el empleado público “quien mayormente perjudica la elevada tasa de los alqui1eres. – en los gastos de una familia obrera, según datos publicados como resultados de estadísticas minuciosas, corresponde 30 por ciento de su salario a la habitación. – se puede afirmar que las dos terceras partes de los empleados públicos o de comercio, en alquileres de casas o habitaciones invierten un porcentaje mayor a ese de sus sueldos; y su situación se agrava todavía por las exigencias del vestido, que en el obrero no son tan premiosas”. Los destinatarios principales eran miembros de una naciente clase media, en cuyo caso era factible esperar, una familia numerosa. de todas maneras la densidad ocupacional era baja; si se tiene en cuenta que si “el número de personas de la familia del comprador exceda de seis, en cuyo caso podrá adquirir dos casas”[50], es decir, se preveía un máximo de 1,2 personas por cuarto.

La compañía pagaba un seguro contra incendio para cada casa por el valor total de venta, pero las pólizas debían otorgarse a nombre de la municipalidad, que en caso de siniestro, “la que en caso de siniestro percibirá y conservará esos fondos para entregarlos a la compañía tan pronto como ésta haya cumplido la obligación que contrae de reedificar la casa dentro de un plazo no mayor de seis meses”[51]

La compañía actuaba a nombre propio, no del estado; construía en sus propios terrenos y en sus propios recursos. no obstante, la empresa se comprometía a mantener un determinado ritmo de producción y un precio de venta con una forma de financiación que también solventaba. En cambio, la municipalidad establecía los criterios de ubicación de las casa, la definición de los otorgamientos y las formas de financiación.

La municipalidad emitiría “títulos de deuda pública interna denominados `bonos hipotecarios de construcciones económicas`, los que devengarán interés a razón de 7 % anual y serán rescatados mediante el 1 % de amortización acumulativa”[52].Los títulos estaban destinados a entregarse a la compañía en calidad de préstamo en la cantidad de $ 6000. La entrega de dichos valores se haría contra una primera hipoteca sobre cada casa aprobada por la dirección de obras públicas de la municipalidad.

Los compradores podían optar por distintas formas de pago[53]. La primera, financiada en cuotas mensuales durante el término necesario para que se cancele mediante su amortización acumulativa.otra posibilidad está a su alcance en el momento que el comprador conviniera y suponía el pago integro del precio; dicho pago se hacía mediante la entrega de $6000. Asimismo, podía realizar amortizaciones extraordinarias, siempre que estas fueran equivalentes al 10% del precio o mayores. La falta de pago de tres cuotas mensuales hacía caducar el contrato de venta entre la compañía y el comprador y “la obligación de éste de desalojar la casa dentro de los diez días, sin perjuicio de las demás acciones legales. – en tal caso, el comprador tendrá derecho a la devolución de la suma amortizada a razón de (1 %) uno por ciento anual acumulativo-.[54]El comprador podía ceder a terceros los derechos que le correspondían en virtud del contrato, siempre que estuviera al día en sus pagos y contara con el consentimiento de la municipalidad. Los derechos emergentes entre la compañía y el comprador podrán ser cedidos por éste a terceros pero sólo con “el consentimiento de la intendencia municipal y siempre que no exista cuota alguna mensual pendiente de pago. – en caso de fallecimiento del comprador sus herederos deberán constituir un representante común a los efectos de su relación con la compañía”.[55]

El contrato entre la municipalidad y la compañía de construcciones modernas constituye una ruptura en 1913 con la política de vivienda en tanto, la motivación del proyecto no es filantrópica. Aunque este enmarcado en la concepción liberal de la acción social, por lo tanto, sólo factible desde el punto de vista comercial como beneficio económico compatible con las expectativas de las empresas privadas, es preciso destacar que en lo referido a la concepción y el plan de acción, corresponde a la función del estado municipal. El contrato a su vez demuestra que la expansión de la ciudad y, en correlación, de la administración municipal, se realizaba como el producto del choque entre múltiples intereses, tanto comerciales como políticos. La obra de la compañía de construcciones modernas es producto de la expansión combinada de la compañía anglo- inglesa de tranvías, la compañía Argentina de electricidad y la constructora geope en 1922, significando a la vez, el más gigantes operativo de construcción de viviendas populares emprendido hasta el momento.[56]

La tipología es novedosa dentro del marco edilicio de Buenos Aires de la Buenos Aires de la década de 1920: unidades doblemente apareadas, aptas para su construcción en serie tomando al terreno como tren de producción, que posibilitaban la subdivisión de las manzanas por tres estrechos pasajes por fuera de las reglamentación en vigencia generaron un tejido urbano particular en nuestra ciudad, en base a la partición de la manzana tradicional en varias tiras de manzanas alargadas -tipo “tallarín”- y calles corredor.

fotografia y planimetria del barrio Emilio Mitre

fotografía y planimetría del barrio Emilio Mitre[57]

fotografía y planimetría del barrio Emilio Mitre

En lo referido a los planos, existe un disenso entre lo anunciado por la compañía de construcciones modernas[58] En un folleto que ilustra el proyecto y la memoria de los vecinos del barrio Emilio Mitre[59]. desde la compañía se anuncio que:

“las viviendas construidas por la compañía de construcciones modernas son todas de cinco habitaciones en dos pisos, y dimensiones y distribución interna idénticas, pero sus frentes, verjas y demás detalles exteriores, son diversos, hasta el punto de que no se encuentran dos iguales en la misma cuadra”[60]. mientras los vecinos relataron que “(…) era un barrio de casas iguales que con el tiempo se fueron modificando, todas tenían sus verjas, las veredas eran angostas y las calles estrechas estaban asfaltadas(…)”[61] Idénticos al punto de la confusión: “(…)las casas eran todas iguales y era bastante dificultoso encontrar la que se buscaba. más de una vez
entrábamos en alguna de ellas resultando un visitante equivocado, llevándonos un verdadero chasco y provocando sorpresa en los dueños de casa(…)”.
también en el tamaño hay discordancia “(…)lo que variaba era la extensión del terreno que era más grande en las esquinas(…)”[62]

Siguiendo a los vecinos del barrio Emilio Mitre en su recordar, se encuentra una queja por parte de los vecinos con la compañía: “el contrato decía que se entregarían las casas con veredas y sólo habían hecho caminos de portland angostos y el resto era de tierra. Los vecinos protestamos pero tuvimos que reconocer que los extranjeros que manejaban la operación conocían el castellano mejor que nosotros. Eso era lo que el diccionario decía y definía como vereda y lo que los adquirentes en realidad pretendíamos eran aceras“[63]

Entre la municipalidad y la compañía también condujo al conflicto; en 1926, la municipalidad nombró una comisión investigadora por denuncias sobre una calidad constructiva que no era la especulada. tres años más tarde se rescindió el contrato en términos ventajosos para la empresa; a partir de la fecha la municipalidad continuo la obra construyendo o financiando[64] , desde el banco municipal de préstamos, alrededor de 5000 unidades del total de las 10000 originalmente fueron objetivo del contrato[65].

En su descargo frente a las denuncias recibidas- previo a la rescisión de contrato-, la compañía luego de enumerar su posición disidente, arroja una crítica al alcance de la política de vivienda de la municipalidad hasta el momento:

como contribución a satisfacer la necesidad tan premiosa entre nosotros de la casa buena y barata, la misma municipalidad de esta capital acaba de construir un gripo de casas colectivas que consta de 63 departamentos de 3 habitaciones cada uno, que se alquilan, no se venden, por $70 mil por mes. y esa misma casa colectiva cuenta también con 40 departamentos de 4 habitaciones que se alquilan por $ 120 por mes. tal vez a comparación de este caso actual baste para suministrar la prueba más amplia de que si nuestra compañía vende, no alquila, una casa independiente, de 5 habitaciones, totalmente instalada, está haciendo mucho más de lo que la misma municipalidad hace para resolver el problema trascendental de dar a las clases sociales menos acomodadas, la habitación buena y barata que constituye hoy en el mundo uno de los más acentuados anhelos sociales”[66] .

El sentido del espacio: tipología y sujeto de la vivienda unifamiliar. El caso de barrio Cafferata y barrio Emilio Mitre

“el mal manejo del hogar era causa de un aumento de plagas sociales bajo la forma de miseria, de pobreza orgánica con todas sus consecuencias, de alcoholismo, de vicios torpes, etc. se levantaron estadísticas, se hicieron encuestas se escribieron paginas y paginas se visitaron y sometieron a examen los hogares obreros y el aspecto de miseria sucia y desprolija que se ofreció en todos ellos, ahondo la convicción de que la causa real y evidente de los males señalados era la insuficiencia de preparación en la mujer para llenar sus deberes sociales”.[67]

La frase ilustra el propósito de este apartado, el análisis del sujeto de la vivienda popular individual: el sujeto es la mujer. El razonamiento adscribe a un silogismo perfecto: el aumento de la miseria y sus excrecencias se debe a un manejo inadecuado, insuficiente del hogar; puesto que el hogar es la fábrica de una única operaria mujer su preparación civil es insuficiente. podría objetarse que de una frase no se puede derivar la configuración de un sujeto social; empero, la cita es ilustrativa por su carácter explícitos de otras un tanto más oblicuas que se pueden leer en manuales de economía domestica o bien escritos de médicos, curas, pedagogos.

En paralelo al proceso de redefinición urbana en expansión, se produjo una redefinición de la vivienda caracterizada por la modernización del hábitat doméstico signada por la especialización de los usos y funciones, manifestando una separación clara entre los expansión de la intimidad y el mundo exterior, público o privado, dando cauce al desarrollo de nuevas formas de subjetividad[68].

Dentro de este proceso de especialización de los usos y funciones del hábitat doméstico se modificó el significado de las habitaciones como segregación generacional y de género; la redefinición del living, desde lugar de transición entre lo domestico y lo privado a habitación sacralizada del ámbito domestico como “una sala en la cual se puede pasar todo el día”[69]; la cristalización espacial – en tanto anteriormente sus funciones estaban distribuidos a lo largo de la casa, por ejemplo, en el dormitorio- y conceptual del baño – como cámara aséptica de la casa- regido por la estandarización desprendida del estilo del resto de la casa y refractario a las cualidades de la gracia y recinto perfecto del modelo higienista; la cocina, espacio naturalizado mediante la educación , a través de manuales de economía domestico dirigida a señoritas, para exclusivo uso de la mujer .

En las casas del barrio Cafferata y en las del barrio Emilio Mitre, es posible observar estos procesos de compactación de las habitaciones, como así también la especialización de funciones. por un lado, están desprovistos de vestíbulo, merced a la desaparición de los espacios introductorios en el dispositivo, correlato de disolución creciente de las formas sociales metropolitanas del Buenos Aires de principios de siglo. por otro lado, manifiesta la proliferación de dormitorios conforme a una segregación generacional dentro de la casa. dicha separación marca al cuarto parental como recinto exclusivo para el descanso y la intimidad; mientras que para el cuarto del niño es moldeado a través de semanarios orientados a una mujer maternalizada, la cocina como compartimiento exclusivo de la mujer, dispositivo opaco donde la “gracia femenina” debía ser abandonada y la mujer adquiría la traza y los comportamientos de una obrera; a la vez, bajo los postulados de los manuales de economía domestica, se convierte en racionalismo de recursos, económicos y sentimentales: en la década de 1920 se produce lo que marcela nari advierte como maternalización de la mujer, el cual sacraliza el binomio madre-hijo[70]. debe advertirse que en la encuesta realizada por la Comisión Nacional de Casas Baratas respecto de las motivaciones de la inscripción al sorteo es la mujer aquella interesada en las condiciones higiénicas de la casa; dicha preferencia debió ser intuida por la compañía de construcciones modernas, cuando en el inventario de la casa promocionan instalaciones destinadas a la cocina conjuntamente de aquellas que marcan la prioridad higiénica:

“cada casa viene equipada con:

  • “1 bañadera enlozada, instalada.
  • 1 lavatorio enlozado, instalado.
  • 1 inodoro enlozado con su asiento de madera y depósito de descarga.
  • 1 cocina económica, con su intermediario para agua caliente.
  • 1 pileta de cocina, amarilla.
  • 1 pileta de lavar.
  • todas las canillas correspondientes, colocadas.
  • la carpintería, con sus vidrios y herrajes completos y persianas de fierro.
  • todo en perfecto estado para ser habitada, con su instalación completa de luz eléctrica.”[71]

Se desprende que la calidad de ser habitada abreva en la calidad higiénica de la casa en cuestión. A su vez, la modernización como especialización de usos y funciones, puede ser entendida como elogio de la habitación en la que se trasluce una disciplina y un ideal de sociedad: “además de fijar un lugar para cada cosa, hay que luchar en el sentido de que cada cosa se conserve en su lugar siempre, porque las cosas en su puesto ocupan menor espacio y ayudan a conservar el orden en todo”[72].

La proliferación de habitaciones no sólo es una distribución jerárquica de la casa sino también elogio de la higiene en tanto horror a la mezcolanza, el cual se “convirtió en un topos de las descripciones habituales del conventillo y otras expresiones del hábitat popular. El amontonamiento que se describe en la miserable habitación seria el reflejo de la mescolanza de razas del edificio y de la que caracteriza al moderno caos metropolitano”[73]. si puede concebirse la planimetría del barrio Emilio Mitre semeja a un tren de producción, en el régimen de producción está adscripta una máquina de habitar.

La casa aunque opaca, dado los procesos que mencionamos anteriormente conforme a la oposición entre doméstico y público, revela los cambios producidos en la sociedad en la cual se inserta. El dispositivo domestico es una unidad económica que sostiene la reproducción de la fuerza de trabajo, a la vez que regula de sentimientos y recursos. por lo tanto, la casa en la mente de filántropos y reformadores progresistas, se define como dique de contención de los efectos de un sistema capitalista que promueve el egoísmo, el individualismo y el uso hedonista de recursos. de esta manera, una conservadora orientación de los consumos y sentimientos regularía los efectos indeseados del régimen económico, es así como sectores reformistas pretendieron desde la promoción del matrimonio, el compromiso con el destino de los hijos como base de la estabilidad social. En este contexto se especula la casa como bálsamo, espacio donde el hombre aguijoneado por la tempestad del mundo exterior recupere su fuerzas morales, mientras la mujer se configura como guardiana del hogar, única operaria de una fábrica de proles que requiere una eficiente contabilidad; vemos entonces emerger la educación de económica domestica como sistematización del universo material de la casa[74].

La lectura de manuales de economía doméstica dirigidos a mujeres de los sectores populares fue posibilitado por la conformación desde comienzos de la década del noventa por la masiva escolarización; estos manuales responden al enigma de la producción de pobreza, es decir ¿cuál es el motivo de la pobreza? se esgrimió desde cierto sector reformista que el motivo es la falta de educación en la acumulación de los sectores populares: “debemos mejorar la suerte del obrero enseñándole desde los primeros pasos de la escuela el ahorro se retiraran de ella con este habito y con un pequeño capital que podría aumentarlo sucesivamente (…) de esta manera en lugar de un destructor de la propiedad habremos formado un propietario”[75]. Obturando una crítica global al sistema, la educación para el ahorro como antídoto contra la pobreza se convierte en una insistencia, que en palabras de bunge – en su capítulo dedicado a la formación económica de la mujer en “la economía Argentina”[76] puede combinarse con el arsenal higienista: “el sentido económico conduce a la higiene porque el encierro, la humedad, la falta de sol y de aire y la falta de limpieza, rebajan la capacidad de trabajo. El sentido económico es aliado de la capacidad de trabajo y, en consecuencia, de la salud y de la higiene”[77].

La promoción de la economía doméstica también se encuentra entre militantes del partido socialista; alicia moreau de justo, se interesó por las transformaciones del trabajo doméstico a través de los tiempos y consideraba positivamente la introducción de la ciencia y la tecnología en el hogar: las mujeres debían comprender los beneficios que, para la maternidad, reportaban el perfeccionamiento y la reducción del tiempo empleado en los trabajos domésticos[78]. pareciera no mediar distancia con la siguiente frase del católico nacionalista alejandro bunge: “existe ya un verdadero taylorismo doméstico, técnica de la cual se podrá tomar mucho bueno adaptándola a nuestro ambiente. El estudio del mayor rendimiento en las tareas del hogar con igual o menor esfuerzo es un campo virgen en la Argentina y su estudio y su práctica pueden llevar muy lejos en pocos años”[79]

La económica doméstica se integra a una definición de la familia como una célula de la sociedad; la mujer como “artífice modesto y poderoso, que desde su rincón hace las costumbres privadas y públicas, organiza la familia, para el ciudadano, echa las bases del estado”[80], en la cual la mujer tiene como funciones la administración de los ingresos dada la naturalización del altruismo como propiedad femenina, puesto que conforme a esta caracterización las madres gastarían el dinero más en provecho de la familiar que en propio[81]. La familia, en tanto célula de la sociedad, la madre como única operaria de esa fabrica se cruzan en alejandro bunge con postulados de su nacionalismo económico:

“la mujer tiene también sus deberes cívicos y estos la obligan a desarrollar también algo su sentido económico regional y nacional. debe ensañársele en la escuela a conocer y apreciar los productos locales y sobre todo a preferirlos a los de la industria extranjera[82].

El ahorro fue también caracterizado como un medio de dominar las pasiones y por lo tanto el camino del perfeccionamiento moral. En paralelo a la maternización de la mujer se produce el auge de la novela pasional como realización imaginaria de represión de los sentimientos.

Estrategia de control y disciplinamiento, no fue sólo de género sino de clase; la naturalización de la mujer domestica implicaba su universalización. para la década del treinta, el modelo familiar de las élite se diferencia sólo en matices del de la familia burguesa, adoptado por los nuevos sectores medios. En tanto, el fuerte proceso de urbanización y la aparición del primer medio masivo de comunicación social, la radio, contribuirían a homogeneizar hacia abajo, si no las estructuras familiares, al menos los estereotipos que se proponían como modelo para el conjunto social.


[1] Gutman, Margarita y Hardoy, Jorge Buenos Aires, 1536-2006. … op. cit. pág. 136

[2] Liernur, Jorge Francisco, arquitectura en la Argentina… op.cit. pág. 29

[3] Ibidem pág.103

[4] Gutman, Margarita y Hardoy, Jorge Buenos Aires, 1536-2006… op. cit. pág. 137

[5] Rigotti, a.m. “La ciudad y la vivienda como ámbitos de la política…” op. cit. pp 288-292

[6] Ibidem.

[7] Gorelik, Adrián, “Parques públicos” en: Liernur, j.f. y Aliata, f (dirs.) Diccionario histórico de arquitectura, hábitat y urbanismo en Argentina. Buenos Aires, Clarín, tomo i/n, 2004, pág.316-319

[8] véase Gutierrez, Leandro y Romero, Luis Alberto, Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires, sudamericana, 1995.

[9] Revista de Arquitectura, n° 14, año iv, 1918, pág. 31

[10] XI Memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas, Buenos Aires, imprenta Ferrari, 1927, pág. 29

[11] Ibídem, pág. 11

[12] Ibídem

[13] Revista de Arquitectura, n° 14, año iv, 1918, pág. 31

[14] Ibídem

[15] El sistema de cottages es un modelo de ciudad jardín de corte inglés el que abreva del influjo de un movimiento llamado “antiurbanismo”; fue utilizado en Argentina prioritariamente en los sectores alejados del área céntrica. Liernur, Jorge Francisco, “Casas y Jardines. La construcción del dispositivo domestico moderno (1870-1930), en: Devoto, F y Madero, M, Historia de la vida privada en Argentina, Buenos Aires, taurus, tomo 2, 1999, pág. 102

[16] Extraído de Ballent, a. “La vivienda masiva. Salvación y caída de la arquitectura del siglo XX” en 47 al fondo nº3, octubre de 1998, pág. 3.

[17] Revista de Arquitectura, n° 14, año iv, 1918, pág. 31

[18] Ibídem

[19] Extraído de Revista de Arquitectura, n° 14, año iv, 1918, pp. 28-29

[20] Ibídem pág. 31

[21] XI memoria de la comisión nacional de casas barata. Buenos Aires, imprenta Ferrari, 1927, pág. 29

[22] Ibídem

[23] Ibídem

[24] VI Memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas, Buenos Aires, Quaglio Hnos., 1922,.pág 9

[25] Ibídem

[26] Ibídem, pág. 13

[27] Ibídem

[28] Comisión Nacional de Casas Baratas, ley 9677, antecedentes relativo de la construcción y venta de las “casas individuales” y reclamo de los inquilinos del “barrio Cafferata” Buenos Aires, talleres gráficos moldes, 1927, pág. 12

[29] Ibídem

[30] Ibídem

[31] Ibídem

[32] Ibídem, pág. 48

[33] Ibídem pp. 52-56

[34] Ibídem

[35] XI memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas. Buenos Aires, imprenta Ferrari, 1927, pág. 11

[36] Comisión Nacional de Casas Baratas, ley 9677, antecedentes relativo de la construcción y venta de las “casas individuales” y reclamo de los inquilinos del “barrio Cafferata” Buenos Aires, talleres gráficos moldes, 1927, pp. 52-56

[37] XI memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas , imprenta Ferrari, 1927, pág. 8

[38] XI memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas , imprenta Ferrari, 1927, pág. 9

[39] Ibídem

[40] Casas económicas para empleados y obreros. Buenos Aires, compañía sud americana de billetes de banco, 1913, pág. 5

[41] véase Lecouna, op. cit. pp. 146-151

[42] Casas económicas… op. cit. pág. 6

[43] 10000 casas, la habitación cómoda, higiénica y barata. Buenos Aires, mcba,1922, pág. 5

[44] Ibídem, pág. 11

[45] Ibídem, pág. 11

[46] Ibídem, pág. 5

[47] Ibídem

[48]art. 2°. –la compañía se obliga a vender las casas de que se trata a las personas indicadas por la intendencia municipal, en el siguiente orden de preferencia: 1° para empleados y obreros que sean ciudadanos argentinos. 2° obreros extranjeros. El precio de venta de cada casa será a razón de pesos cincuenta y seis moneda nacional por mes, debiendo darse preferencia a los que tengan familia más numerosa a su cargo”. contrato con la Compañía de Construcciones Modernas S.A. sobre construcción de casas para empleados y obreros. Buenos Aires, mcba, 1928

[49] “art 7 en caso de que la intendencia municipal no tenga solicitudes de empleados u obreros con familia para la adquisición de las casas disponibles, la compañía podrá venderlas en las condiciones de este contrato, adjudicándolas preferentemente a empleados de comercio, personas cuyos medios mensuales no excedan de cuatrocientos pesos moneda nacional”. Ibídem

[50]art. 9°. – ni la intendencia municipal, ni la compañía, permitirán que una misma persona adquiera más de una de las Casas económicas de que se trata, salvo que el número de personas de la familia del comprador excedan de seis, en cuyo caso podrá adquirir dos casas”. Ibídem

[51]art. 4°. – la compañía se obliga a celebrar y costear el contrato del seguro contra incendio de cada casa, por nueve mil pesos moneda legal, debiendo la póliza otorgarse a nombre de la intendencia municipal, la que en caso de siniestro percibirá y conservará esos fondos para entregarlos a la compañía tan pronto como ésta haya cumplido la obligación que contrae, de reedificar la casa dentro de un plazo no mayor de seis meses. En igual forma se procederá si ocurriese siniestro parcial. En uno y otro caso será de cuenta exclusiva de la compañía, el pago del servicio de la hipoteca durante el tiempo empleado en la reedificación o reparación de la casa incendiada.” Ibídem

[52]art. 10°. – la municipalidad de la capital emitirá títulos de deuda pública interna que se denominarán «bonos hipotecarios de construcciones modernas», los que devengarán interés del 6 % anual y serán rescatados mediante el 1 % anual de amortización acumulativa. El servicio se hará por trimestres vencidos. Estos títulos están destinados a entregarse por su valor nominal en calidad de préstamos a la compañía en la cantidad de seis mil pesos m/n. de c/l., o su equivalente en moneda nacional oro sellado a razón de cuarenta y cuatro centavos de peso oro por cada peso moneda legal, contra primera hipoteca sobre cada una de dichas casas, después de comprobarse por la dirección de obras públicas municipales el estricto cumplimiento del plano y especificación ya aprobados. La compañía costeará la impresión de los bonos y el rescate de los mismos se hará por sorteo cuando los títulos se coticen a la par o más y por licitación cuando la cotización sea inferior a la par. La municipalidad se reserva el derecho de rescatar esos bonos total o parcialmente, cuando le convenga, después de transcurridos cinco años desde su emisión.” Ibídem

[53]art. 3°. – podrá también el comprador, cuando le convenga, pagar íntegramente el precio, mediante la entrega a la municipalidad de seis mil pesos moneda legal en bonos, como importe de la hipoteca que reconocerá la finca según lo prevenido en el artículo diez y tres mil pesos moneda legal en efectivo a la compañía; previa deducción de lo amortizado a razón de uno por ciento anual acumulativo. El comprador tiene derecho a hacer amortizaciones extraordinarias cuando le convenga, pero no menores del diez por ciento del precio.” Ibídem

[54] art. 5°. – la falta de pago a tres cuotas mensuales o la violación a las condiciones que se establezcan con carácter resolutorio en los contratos que apruebo el d. E. producirá ipso facto la caducidad del contrato entre la compañía y el comprador, y la obligación de éste de desalojar la casa dentro de los diez días, sin perjuicio de las demás acciones legales. En tal caso el comprador tendrá derecho a la devolución de la suma amortizada, a razón de uno por ciento anual acumulativo. Esa devolución no deberá hacerse sino después de desalojada la casa por el comprador o sus sucesores y previa deducción de lo adeudado por servicios y de los gastos ocasionados por el desalojo y por las reparaciones que requiera la casa para colocada en condiciones de ser nuevamente habitada. producida 1a rescisión, corresponderá a la compañía continuar haciendo por su propia cuenta el pago del servicio de gravamen hipotecario constituido con arreglo a lo que previene el artículo diez.” Ibídem

[55] art. 6°. – los derechos emergentes del contrato entre la compañía y el comprador, podrán ser cedidos por éste a terceros, pero sólo con el consentimiento de la intendencia municipal, y siempre que no exista cuota alguna mensual pendiente de pago. En caso de fallecimiento del comprador, sus herederos deberán constituir un representante común a los efectos de sus relaciones con la compañía.” Ibídem

[56] Liernur, Jorge Francisco, arquitectura…op.cit. pág. 103

[57] 10000 casas, la habitación cómoda, higiénica y barata. Buenos Aires, mcba, 1922, pp. 28-29

[58]Ibídem, pág. 5

[59] Historias de Buenos Aires, “el Parque Chacabuco y sus `casitas baratas`”. Buenos Aires, año 1, nº2, instituto histórico municipal, 1987.

[60] 10000 casas…op.cit. pág. 5

[61] Historias de Buenos Aires, “el Parque Chacabuco y sus `casitas baratas`”. Buenos Aires, año 1, nº2, instituto histórico municipal, 1987, pág. 3

[62] Ibídem

[63] Ibídem

[64] citamos el artículo 1º de la reglamentación de las ordenanzas 3739 y3758 correspondiente a la rescisión de contrato

artículo 1°. – las casas construidas así como las que se construyan, serán adjudicadas por sorteo que se verificará por acto público en las oficinas del banco municipal de préstamos, entre empleados y obreros, cuyos sueldos o jornales no excedan de $ 400 mensuales, dándose preferencia a los que tengan familia más numerosa a su cargo. no se permitirá que una misma persona adquiera más de una de estas casas, salvo que el número de personas de la familia a su cargo, que deban residir en ellas exceda de seis, en cuyo caso podrá adquirir dos casas, adjudicándosele la casa inmediatamente contigua a la que le hubiera correspondido en el sorteo, si estuviera desocupada. para toda ulterioridad del contrato que el comprador celebra con la municipalidad, constituye domicilio legal en la ‘misma casa que adquiera. no podrán adquirir casa los que poseen inmuebles de renta ubicados en la Capital Federal y pueblos suburbanos; su infracción comprobada será causa suficiente para exigir al comprador la cancelación total del saldo adeudado, o en su defecto, para declarar rescindido el contrato sin interpelación judicial, y exigir el desalojo de la casa, procediendo a su liquidación en la forma dispuesta por el art. 7° de esta reglamentación”. contrato con la Compañía de Construcciones Modernas S.A. sobre construcción de casas para empleados y obreros, Buenos Aires, mcba, 1928

[65] Yujnovsky, Oscar, “Revisión histórica de la política de vivienda en la Argentina desde 1880” en summa nº 72, febrero de 1974, pág. 16

[66] Contrato con la Compañía de Construcciones Modernas S.A. sobre construcción de casas para empleados y obreros. Buenos Aires, mcba, 1928

[67] Guillen, Clotilde “Enseñanza de la cocina en la escuela primaria”. citado en: Liernur, Jorge Francisco, “El nido de la tempestad: la formación de la casa moderna en la Argentina través de manuales y artículos sobre economía doméstica (1870-1910)” en entrepasados. Buenos Aires, año 6, nº13, 1997, pág. 20

[68] véase Liernur, Jorge Francisco, “Casas y Jardines…” op. cit.

[69] Femenil, “Living Room”, 26 de octubre de 1925. citado en: Liernur, Jorge Francisco, “Casas y Jardines… op.cit. pág. 117

[70] véase Nari, Marcela, Políticas de maternidad y maternalismo político, Buenos Aires, byblos, 2004, pp. 55-78

[71] 10000 casas… op.cit., pág. 21

[72] Barrantes Molina, Luis, “Para mi hogar”. citado en: Liernur, Jorge Francisco, “El nido de la tempestad: la formación de la casa moderna en la Argentina través de manuales y artículos sobre economía doméstica (1870-1910)” en Entrepasados. Buenos Aires, año 6, nº13, 1997, pág. 23

[73]LIERNUR, Jorge Francisco, “El nido de la tempestad…” op. cit. pág. 23

[74] Ibidem. pp.7-14

[75] Lapuente, “El ahorro como institución escolar” citado en: Liernur, Jorge Francisco, “El nido de la tempestad…” op.cit. pág. 20

[76] Bunge, Alejandro, La economía Argentina, Buenos Aires, Agencia general de librerías y publicaciones, 1930

[77] Ibídem, pp. 79-80

[78] Nari, Marcela, op. cit. pág. 72

[79] Bunge, Alejandro, La economía … op.cit., pág. 86

[80] Alberdi, J.B. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Buenos Aires, depalma, 1964, pág. 80

[81] “Los postulados de economía doméstica contradecían lo establecido por el código civil que incapacitaba a las mujeres para administrar sus bienes. Cuando el único bien era el salario, se trataba de una prescripción difícil de controlar en la práctica” Nari, Marcela, op.cit. pág. 74

[82] BUNGE, Alejandro, La economía… Op.cit. pág. 86. Luego del capítulo dedicado a la mujer y la economía tocara el tema del desequilibrio nacional.

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