Los Payadores por Mabel Crego

¡Qué historias curiosas nos develan los barrios de Buenos Aires! Los payadores son una de esas historias que han quedado muy grabadas en el imaginario de los barrios porteños.

 
La historia del “payador” nace en el campo, el “gaucho” era analfabeto y necesitaba expresar su realidad,  como no podía escribirlo ni aprenderlo de los libros,  decidió improvisarlo con su canto.

El payador, es un poeta innato, repetista, un artesano de la copla que espontáneamente improvisa versos dando forma a una idea.

Tiene un talento e ingenio natural, es un enamorado de la cultura. El más claro exponente es Santos Vega, (de discutida realidad histórica), según el mito popular y legendario, fue vencido por el diablo en una payada de contrapunto (quizás otro payador que era mas ilustrado que él).

La payada se improvisa  entre dos o más payadores, acompañados de sus guitarras con arpegios repetitivos y entonando versos sobre temas que son propios, como culto a la amistad, respeto al valor, desdén por el trabajo, vida errante, etc. Es como un duelo poético que se sostiene a base de versos octosílabos, combinados en cuartetas y décimas acompañados con las guitarras.

Del folklore pasó a la literatura inspirando numerosas obras en prosa y en verso (la más famosa es el poema de Rafael Obligado) que terminaron por idealizar su figura. Algunos de los temas tradicionales de las payadas se remontan a la edad media.

Después de esta primera etapa en el campo,  con sus tradiciones y particularidades propias de los troperos,  el payador pasa a la ciudad.

 
Barracas a fines de siglo XIX conservaba ese aire pueblerino, considerando las características de las tareas que se desarrollaban en la zona, (quintas, saladeros, mataderos y corrales con doma y venta de potros).

 
Muchos almacenes de Barracas conservaban a fines de siglo, su aspecto de pulperías, al atardecer, estos negocios se colmaban de parroquianos dispuestos a perderse en una partida de truco, a charlar y curiosear un rato y saborear de paso  sus  buenas  “copitas”  de ginebra o caña.

Eran criollos que trabajaban muy duro en los corrales y las quintas, ”cuarteadores”  de fornida estampa,  conductores de tropas de carretas, curtidos por el sol  y el viento de los caminos  hacia Magdalena.

Eran pardos, italianos y vascos acriollados, trabajadores de las barracas y saladeros que funcionaban a orillas del Riachuelo.

Pocos vecinos recibían periódicos o tenían oportunidad de leerlos. El grueso ignoraba por consecuencia muchos de los acontecimientos que iban produciéndose en el país y en el extranjero, ellos se enteraban, en parte de un modo muy original.

En esos lugares solían presentarse los payadores de regular jerarquía, que haciendo a veces de “boletineros”, informaban a la concurrencia, cantando en “cifra”  o milonga,   los sucesos que habían visto,  leído  u  oído comentar.

Luego de templar el instrumento y de saludar al auditorio con versos halagüeños, comenzaban a narrar las noticias, haciendo sobre ellas sencillas reflexiones, en las que apuntaba a veces el pintoresquismo poético, la versión cálida de un acontecimiento que había conmovido al pueblo, e interpretaban con candor las mas complejas realidades de la política internacional. Eran una versión criolla de “las coplas de ciego”  del viejo mundo.

Según nos cuenta Enrique Puccia, … Muchas payadas de resonancia tuvieron por escenario las “romerías” que se realizaban al sur de la quinta de Sáenz Valiente, el almacén “La Luna” de don Pedro Chiappe, en Uspallata y Av. Montes de Oca.

En el café “La Pelada en Patricios y Pinzón; en el café “El Pensamiento “ en Vieytes entre Suárez y Olavarría (hoy ubicado en Brandsen y Montes de Oca), también conocido como “El  Palomar” porque en los fondos se levantaba una torre de madera que daba albergue a cientos de palomas… Y en muchos otros cafés,  en distintos arrabales de nuestra ciudad.

 
Los payadores fueron los “padres del tango”, los primeros poetas tangueros, fueron Ángel Villoldo, Gabino Ezeiza, José Betinotti solo por citar algunos.

Ángel Villoldo, nació en Barracas, se desempeñó también como tipógrafo en el diario La Nación, sin embargo alcanzó renombre como payador, compositor y cantor, enloqueciendo de gusto a los parroquianos de los cafetines de La Boca, Los Corrales (hoy Parque Patricios), San Telmo y Recoleta. 

Fue el autor de “El Choclo”, que fue el primer tango en la historia y que fuera estrenado como  “Canción orillera”  por temor a la censura.

Gabino Ezeiza (de origen negro) nació en San Telmo, su maestro fue Pancho Luna. Le canto a los “valientes de Barracas y Puente Alsina”.

Sostuvo numerosos “contrapuntos” con los mas famosos payadores de su época.

Fue el autor del tango “Pobre mi madre querida”, tema con melodía cuyana en la que cantaban muchos troveros de la época. Dicen que al morir se rompió una cuerda de su guitarra. Basado en la historia de su vida Homero Manzi filmó la película “El último Payador”.

Para ilustrar y como broche final, mencionaré la payada que sostuvieron en el café “La Pelada” de la calle Patricios (hoy Av. de los Patricios) el popular Federico Curlando y   “los créditos”   Ramón P. Vieytes y  Nicodemo  Galíndez. Fueron tan severas las normas impuestas al cotejo, que se resolvió sacar una versión taquigráfica del encuentro. Vieytes y Galíndez actuaban   “en pareja”  y acosaron a  Curlando con la habilidad que los había hecho famosos,  buscando sus puntos vulnerables,  pero Curlando encaró serenamente la batalla contrarrestando los argumentos que le planteaban con la agudeza de su ingenio.  El público batía las palmas entusiasmado, ante las estocadas sutiles que se lanzaban los contrincantes, muchos paisanos se agolparon en el local y los aplausos arrecieron cuando Curlando cantó:

Pero yo siempre estoy solo
Con mi nombre de baluarte
A la verdad de estandarte
Donde yo quiero enarbolo.
Mi pensamiento acrisolo
Y ante mí nadie despunta
Sin que le tema a la yunta
Porque se que en la payada,
 Tiene mi inflexible espada,
filo, contrafilo y punta.

El encuentro duró tres noches sin que hubiera vencedores ni vencidos.
Historias curiosas de un tiempo que ya no existe, pero que nos recuerda nuestras tradiciones  y nuestra cultura popular. 

Mabel Alicia Crego – Maestra de Sección email
Escuela Nro. 15 Barracas

Fotos:

Fuentes:

  • “Barracas en la Historia y en la Tradición” de Enrique Puccia
  • “La Calle Larga”  de Enrique H. Puccia
  • Notas de Javier Etcheve
  • “los Últimos Payadores”  web  folklore y tradiciones  
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